Hoy te quiero contar las 8 razones principales por las que nosotros fabricamos, sobretodo, juguetes de madera: un material de calidad para el aprendizaje y el desarrollo de los primeros años.
1. Peso y presencia. Los juguetes de madera no tienen la ligereza de los juguetes de plástico. Son juguetes con mayor presencia. Los niños tienen que sujetarlos con conciencia y firmeza, estimulando, a su vez, la motricidad de las manos.
2. Estimula el sentido del tacto. Los juguetes de madera, especialmente si no están lacados, proporcionan una sensación agradable al tocarlos. Además, no todos los juguetes de madera se sienten igual. Los hay más lijados, menos, algunos en los que se notan las irregularidades de la madera, otros que no… todo ello ofrece sensaciones que el cerebro de los niños va registrando, casi sin parecerlo, mientras juegan.
3. Favorecen la imaginación. Los juguetes de madera están mucho menos trabajados que los de plástico, no incorporan luces ni sonidos. Es el niño quien tiene que imaginar todo lo que quiere que ese juguete haga, nada viene dado o hecho. Además, al ser menos estructurados son más polivalentes.
4. Reducen el consumismo. Los juguetes de plástico suelen ser más frágiles, se rompen con mayor facilidad (sobre todo si son económicos) y generan que se tengan que comprar nuevos juguetes de repuesto. Al contrario, los juguetes de madera son más caros, compramos menos pero de mayor calidad. Algo que es esencial para no entrar en la rueda de comprar, usar, tirar.
5. Envejecen mejor y son intergeneracionales. Los juguetes de madera, muy lejos de romperse o afearse con el tiempo, envejecen estupendamente. Y en caso de que se rompan… se pueden arreglar con mayor facilidad que los juguetes de plástico. Pueden pasar de generación en generación, porque el juguete sigue igual de bonito y funcional.
6. Acompañan al niño durante distintas etapas de su crecimiento. Los juguetes de madera, al ser menos estructurados, suelen ser más atemporales. Con ello no me refiero ahora a que un mismo juguete puede pasar de generación en generación sino que se usa durante muchos más años por un mismo niño, ya que raramente un juguete de estas características se ve muy infantil o muy de adulto.
7. Permiten ahorrar dinero. ¿De verdad? ¡Con lo caros que son! Pues sí, porque como ya te he ido contando compramos menos materiales pero de mayor calidad y además un mismo juguete pueda durar varias generaciones. Todo ello acaba suponiendo un ahorro económico.
8. Conectan con la naturaleza. La madera es un material natural que responde a las expectativas biológicas que tienen los niños al nacer (en relación al sentido del tacto). Nuestro cerebro espera tocar la piel de nuestra mamá y materiales naturales (árboles, piedras, tierra…). Desde luego, plástico no.Además, usar materiales que provienen directamente de la naturaleza ayuda a los niños a entender la relación existente entre la naturaleza y la producción de los objetos cotidianos. Con la madera de los árboles se pueden hacer juguetes, cucharas de cocina, muebles, etc. Explicarle a un niño de dónde vienen sus juguetes de plástico va a ser mucho más complicado, sin duda.